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miércoles, 4 de enero de 2012

En la Tierra Media (1)

Si, ya sé que muchos estaréis esperando el relato de mis desventuras en Nochevieja. Iba a escribir la entrada correspondiente, pero quiero conseguir alguna foto, y estoy esperando a que Pierre (el francés) me pase las suyas (yo por supuesto, como siempre, no hice ninguna) Como no sé cuanto tardaré en conseguir las fotos y tampoco quería que pasara mucho tiempo desde la anterior entrada, me voy a poner a contar el viaje a New Zealand que hace un par de semanas hicimos Alex (mi compañero de piso), Adrián (su amigo que ha estado de visita estas navidades) y yo mismo.

Con respecto a Nochevieja solo puedo decir que hasta ahora, 5 días después, no he tenido la fuerza suficiente para escribir nada en el blog (que tiempos aquellos en los que me libraba de la resaca con una simple ducha mañanera...)

Bueno, vamos allá con New Zealand, ya habrá tiempo de rememorar la Nochevieja...

Si hay una palabra para definir este viaje, esa es frío. Fuimos a mediados de diciembre, cuando el verano ya estaba a punto de entrar, pero en toda la semana que estuvimos en New Zealand no hubo ningún día que pudiera considerarse veraniego, como mucho de primavera tirando a otoño. Ya sé que siempre menciono lo mismo, pero me choca que en un lugar como NZ, del que siempre hemos pensado que debe hacer buen tiempo, salgan esos días tan malos (la mayoría llovió) Pero claro, cuando un paisaje es tan verde tiene que ser por algo, y no precisamente por sus tórridos días veraniegos. Y sí, la verdad es que NZ es verde hasta aburrir.

Uno de los primeros días al lado de una playa en la isla norte (aunque no lo parezca la arena está al fondo) Como
se puede observar el verde no falta, y la lluvia tampoco. Lo cierto es que los paisajes son espectaculares.

El planteamiento inicial del viaje era intentar visitar las dos islas, pero pronto nos dimos cuenta que aquello era una locura, pues tan solo disponíamos de 6 días, e íbamos a perder la mayor parte del tiempo en las carreteras neozelandesas, así que en un momento de lucidez, decidimos que con la isla norte sería suficiente, la del sur habría que dejarla para otra ocasión más propicia.

Salimos de Sydney una tarde lluviosa y llegamos a Auckland casi a las 12 de la noche (el vuelo son cerca de 3 horas, además hay que tener en cuenta el cambio horario con respecto a Australia) La capital de NZ nos recibió con una persistente lluvia. En el escaso trayecto para coger el bus desde el aeropuerto (apenas 100 metros) ya estábamos duchaditos, tan solo nos faltaba la toalla y a la cama...

Auckland no esta mal, bastante más pequeña que Sydney, es un sitio cómodo para vivir, pero un poco gris para mi gusto (aunque la lluvia ayudó a que me llevara esa impresión, con sol seguro que es diferente) Lo cierto es que si vas a visitar NZ no lo haces por sus ciudades, sino por sus impresionantes paisajes y las cientos de opciones de deportes de aventura que el pais te propone (nosotros ya tuvimos suficiente aventura conduciendo los seis días de norte a sur de la isla y viceversa, no necesitábamos más riesgo)

Los sitios marcados en rojo son los lugares que recorrimos en nuestra travesía.
El plan del viaje consistía en ir desde Auckland a Wellington y después volver, todo ello en seis días, por lo que teníamos que planearlo bien para perder el menor tiempo posible (son 658 kilómetros para ir y otros tantos para volver, y eso sin contar rutas alternativas y algún que otro rodeo. Además las carreteras no eran la panacea; vamos que nos comimos algún puertito de montaña que ni Indurain en sus buenos tiempos...)

Al día siguiente de nuestra llegada a la capital (seguía lloviendo, solo lo menciono por lo de la veracidad informativa y todo ese rollo...) cogimos el coche de alquiler y nos lanzamos un poco hacia el norte (apenas 100 kilómetros) para ver unas cataratas muy cañeras que había por allí y disfrutar de unas vistas que debían ser impresionantes... Y digo debían porque nos quedamos con las ganas. Aparte de la lluvia (que era una especie de calabobos, nunca mejor utilizada esa expresión que aquí), también tuvimos la suerte de toparnos con una densa niebla que no nos dejó ver absolutamente nada. ¡Pero oye!, hay que tomarlo por el lado positivo, al fin y al cabo encontrarse niebla en NZ, en diciembre, no tiene que ser tan fácil, así que de alguna manera fuimos afortunados.

Como se puede observar al fondo, la niebla lo engullía todo, así que ni cataratas
ni hostias en vinagre, todos a casita calados hasta el tuétano y sin ver nada.

Total, que nuestra primera incursión en la naturaleza salvaje de NZ fue un desastre, pero al menos nos lo tomamos con humor y sirvió para echarnos unas risas (además de para bregarnos en la conducción por la izquierda, qué mejor para aprender que conducir entre montañas anegadas por la niebla) Regresamos a Auckland y pasamos la noche allí, visitando algunos lugares típicos de la ciudad (tan típicos que ahora mismo no recuerdo ninguno, je, je) A la mañana siguiente, antes de coger de nuevo el coche para lanzarnos a la conquista de la parte sur, aprovechamos para dar una vuelta y tomar algunas fotos. ¿Y a qué no lo adivináis...?

Pues sí, seguía lloviendo...


En este punto es donde empezó el verdadero viaje. Con el mapa de carreteras y con mucha moral nos lanzamos a atravesar la isla para llegar a Wellington. Claro que recorrer seiscientos y pico kilómetros de una tacada es algo demasiado masoca incluso para nosotros, por lo que decidimos hacer una parada estratégica a mitad de la isla, en Taupo, una localidad pequeña (más o menos como Calahorra) pero bastante turística, sobre todo por el inmenso lago que hay a sus orillas.

Antes de eso fuimos a visitar las cuevas de Waitomo, en las que habitan unos extraños gusanos que brillan en la oscuridad (y no, no son los Gusiluz, estos son más pequeños) Lo ideal hubiera sido meterse a explorar las cuevas atravesando un rio subterráneo montados en una especie de flotador, pero el tiempo nos apremiaba, así que nos tuvimos que contentar con hacer la visita rápida, que consistía en montarte en una barca con guía que te llevaba hasta la zona de los gusanos resplandecientes. Y mereció la pena, con todo a oscuras y en silencio, observar el techo infestado de gusanos era como mirar el cielo de una noche clara y estrellada. La verdad es que estuvo muy bien.

Aunque no lo parezca, eso que brilla son gusanos.

En este punto debo hacer una especial mención al mayor talento que he visto en esta parte del mundo (y probablemente del mundo entero), porque cuando estábamos metidos en las cuevas, a punto de pillar la barca para ver los gusanos de marras, de repente apareció el grupo que volvía, y entre ellos un pavo con las gafas de sol puestas, molando como el que más (el anormal de él ni siquiera se las había quitado para ver los gusanos), y lo peor de todo es que cuando pasó a nuestro lado lo oímos hablar... ¡en español! ¡Dios, cuanto daño puede hacer al buen nombre de nuestro país un talento semejante! Solo puedo esperar que no encontrara el camino de vuelta. Eso sí, si llegara a perderse en las cuevas, seguro que lo último que haría sería quitarse las gafas. ¡Antes palmarla que dejar de ser guay! En fin, si es que dónde no hay...

Perdonad mi efusividad, pero no me diréis que no tiene delito. Bien, ¿por dónde iba que me altero? Pues eso, que tras dejar las cuevas atrás, y el imborrable recuerdo del pavo de las gafas, otra vez al coche y a recorrer los últimos kilómetros hasta Taupo (el pueblo del lago) Lo cierto es que durante la mañana gozamos de buen tiempo, con el sol todo el trayecto en el cielo y sin una nube que emborronase el día. Por supuesto todo cambió en cuanto abandonamos el coche a nuestra llegada a Taupo.

Una pequeña vista del lago. En serio, era enorme, no se podía ver el otro lado (en parte
debido a la niebla, la lluvia y otras inclemencias, claro...)

Imposible no aprovechar esto para echarnos una foto.
Pues sí, evidentemente la lluvia comenzó a caer con virulenta intensidad en cuanto nos dio por dar una vuelta por el pueblo, así que no nos quedó otro remedio que refugiarnos en una cervecería local...

Lo voy a dejar aquí, porque creo que me está quedando demasiado largo para una sola entrada y aún queda la mitad del viaje. Además, las fotos que estoy colgando son de una calidad excesiva y tengo que andar retocándolas para poderlas colgar en el blog (aunque no lo creáis, ahora mismo llevo más de dos horas desde que me he puesto con la entrada)

La próxima os cuento la visita a la ventosa Wellington (no lo digo yo, ¿eh?, es que es así como se la conoce por NZ) y el final del viaje.

Por cierto, ¡Feliz Día de Reyes a todo el mundo!

9 comentarios:

  1. Y no se te ocurrio llevarte el paraguas de lunares o comprarte otro alli?...CORTOOOOOOOOOOOOOOOO.
    Este post es muy bonito y bucolico pero necesitamos que nos cuentes cosas cañeras,alguna juergita o algo increible de esas cosas que a ti solo te pasan seguro que nos puedes contar...
    Por cierto el otro dia me enseño el Ruiseñor las fotos de cuando se vistio de duendecillo en el cole de su hijo y es flipante,se quedo con toda la peña,ya lo conoces.
    Felices Reyes a todos y que os traigan muchos regalitos,os aviso que yo he pedido unos teclados nuevos para la cuadrilla ya que creo que la mayoria lo tiene estropeado y no pueden escribir o sino no lo entiendo....VENGA COÑOOOOOOOOOOOOOOO.

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  2. Buenas fotos sito, tiene buena pinta el sitio para unas buenas pateadas...

    Esto va dirigido a los clientes de Ldo. Martinez, por favor vuelvan a saco a la farmacia que las tostadas del abuelo cebolleta son ya un infierno digno del mismísimo Dante... ji ji

    Espero con ansia ese intento de pateada hacia el monte del destino je je...

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  3. ¿Tanto damos el cante los Españoles?
    Podía ser un recién operado de cataratas ¿no?

    Por cierto, muy chula la isla norte de New Zeland, eres todo un afortunado!! Disfrútalo.

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  4. Se te ha jodido un poco el peinado en las fotos no?.

    Están guapísimos los paisajes,que envidia!.Me ha recordado unas vacaciones que pasé con algunos buenos amigos por Escocia.

    Seguro que el de las gafas iba diciendo;que pasa nen!!!.Le preguntas donde está el escorial y te dice...AAAQUÍ!!!.Bueno,idiotos que es más que idiotas hay de todos los paises...
    UN ABRAZO

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  5. Los gamusinos esos.... no daban grima???

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  6. Hoooooooooooooooola,

    Chulo el viaje y buenas las fotos, merece la pena el tiempo invertido en los retoques. Ganan mucho las entradas del blog con fotos.

    El pavo ese de las gafas se merecía una buena colleja para que viera bien cerca los gusanos.

    Un fuerte abrazo

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  7. Luisito,¡pero como te metes con "el gafas" si tres mentes españolas no os dió para poneros una cazadora si hacia frio o utilizar un paragüas si llovía????
    Otra cosa ¿te estas dejando el pelo largo?
    Lo de los gusanos mooooola mucho.

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  8. Sito como sabes q eran gusanos (luciérnagas)?? seguro que no era como como el monstruo del lago Ness???para atraer a los incautos turistas, Y el pavo de las gafas era un listillo que sabia el truco y paso de quitarse las gafas (total para que lo timaran....)
    ESA CUEBA TENIA QUE TENER UNA ACUSTICA EXCELENTE!!!!!!

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  9. ¡¡¡¡¡ESA ORTOGRAFIA RUISEÑOR QUE COMO TE VEA EL CHINCHIN TE VAS A CAGAR!!!!!!

    Que cierto es que unos chopitos en esa cueVa sonarian de coña..........

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