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miércoles, 8 de junio de 2011

El viaje más largo

Nivel de inglés: ¿Inglés? ¿Eso qué es lo que es?

Por  fin ha llegado el día del gran viaje.
10 de la mañana (hora española, claro), salgo en tren hacia Zaragoza desde Calahorra. Y sorpresa, sorpresa, hay están Bull, Guillermo, Jorge y Sada para despedirme. Buen comienzo de viaje. Unas risas, unos abrazos y al tren. Gracias a los cuatro por venir, me ha hecho mucha ilusión, de verdad.

Bueno,  no me voy a extender en el viaje en tren, que no tiene nada de particular. Solo una cosa, casualidad de las casualidades, me he encontrado con Leo, un antiguo compañero de curro que justo iba a Barcelona a hacer un cursillo. Mejor, así he tenido algo de compañía.

Luego Zaragoza, estación de tren. Visita de Enrique y Paco mientras esperaba el AVE a Madrid. De nuevo gracias a los dos por venir, he estado muy bien veros antes de salir.

Y seguimos. AVE a Madrid, nada que reseñar, todo tranquilo. La gente aún sigue hablando en español y eso está bien, porque me voy enterando de las cosas, luego vendrá el infiernillo.

En Madrid me espera Alberto con su coche. Una gran currada y un favor enorme para mí, que me ahorro el agobio de andar por el metro con las maletas. Llegamos al aeropuerto, facturo el maletón. Ya tengo los dos billetes de avión; para Londres y para Sídney. Un café con Alberto en el aeropuerto, una pequeña hablada, el último abrazo… y me quedo solo.  También darte las gracias por la currada Alberto, sé que no te ha sido fácil escaquearte para venir a buscarme.

Hasta ahora todo perfecto, casi he ido en palmitas en esta primera parte del viaje (la más sencilla, claro)

Luego llega el momento del primer avión a Londres. Estoy solo y mi patética comprensión del inglés se empieza a notar. El piloto dice cosas por megafonía pero no le pillo nada, lo mismo podría estar hablando en cantonés o suajili, que para el caso… Así que tengo que actuar como se hace en estos casos, calladito y a hacer lo que hace todo el mundo. Sin ningún problema. En boca cerrada no entran moscas se dice, y solo abro la boca para comerme un par de galletas con café que me dan (menudo detallazo); y la verdad es que debería haber hecho caso del refrán y no haber abierto la boca ni para eso, porque el café parecía sudor de calcetín escurrido y las galletas… una mezcla extraña entre polvorón y magdalena rancia.

Y llego a Londres. Un par de horas de espera y al avión que va para Sídney. Primero nos pasan por primera clase, para que todavía les cojamos más asco a los que viajan así. Luego llegamos hasta los asientos; bueno, al menos todos llevan televisión individual interactiva para seleccionar lo que quieres ver. Y es lo único bueno. Nada más sentarme noto como las rodillas se me incrustan en el asiento delantero y me quedo allí, agarrotado como una pieza de Tetris. Pero eso no es lo peor. Llevamos diez minutos y la pedorra de delante echa todo el asiento para atrás y allí es donde yo veo las estrellas. De repente me veo encajado en un hueco tan pequeño que apenas puedo mover los dedos de los pies para que la sangre circule. Chicos, si alguna vez viajáis en un Boeing 747 y pensáis que va a ser la ostia porque, la verdad, viendo las fotos por internet parece un monstruo volante, olvidaos del asunto, no deja de ser un autobús con alas y lo de monstruo, pues sí, pero uno destroza piernas (para que luego digan que ser alto es una ventaja)

El caso es que no me queda otra que aguantar el tirón. Por suerte he traído las pastillas para dormir y me meto dos de golpe por no meterle todas al piloto para que estrelle esta chatarra y se acabe por fin el sufrimiento. El caso es que logro dormir unas 6 horas y cuando me despierto tengo las piernas más tiesas que un clic de famobil, casi tengo que llegar al baño dando saltitos.

Ahora, mientras escribo esto, hemos hecho una parada técnica en Singapur y al menos me ha servido para darme un largo paseo para estirar las piernas (por fin siento la sangre corriendo por ellas). La contrapartida es que me he tomado una pinta de Heineken y me han clavado 15$; eso sí, aquí en Singapur no sé cómo anda el cambio ni qué tipo de dólares son, pero se me han erizado hasta los pelos del sobaco.

Vuelta al avión. Otra vez a sufrir, para que voy a entrar en detalles. Seis horas más o menos y aterrizamos en Sídney. Cómputo total de horas de viaje desde que he salido por la puerta de casa: 36. No está mal.

Entrada en el aeropuerto sin problemas, todos los papeles en orden y la maleta aparece tras unos minutos de tensa espera. Luego salgo y veo a varios tipos con los típicos cartelitos en la mano, pero ningún señor Madorrán. Mal asunto. Me quedo esperando como un pringao varios minutos. Empiezo a pensar que esto es el timo de la estampita y que ya estoy tirado en Australia. Pero es una falsa alarma, aparecen un par de tíos que, como el avión se había retrasado, estaban tomando un café. Más vale tarde que nunca, ¿no? La verdad es que ha sido todo un alivio verlos con el cartelito de EF (la escuela donde voy a estudiar). Han empezado a hablar conmigo, pero apenas les pillo la mitad de lo que dicen, aunque basta con asentir de vez en cuando, lanzarles alguna sonrisa y algún que otro “OK” cada poco tiempo y los tíos tan contentos, como si me empapara de lo que me están contando.

Y el caso es que ya estoy en Sídney, lo más lejos de casa que he estado nunca, y más perdido que Belén Esteban en la Academia de la Lengua.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena, Luisito, lo has conseguido. Ya estás en Sidney. Vaya risas que me he echado con el relato, tienes que intentar hacer uno a la semana por lo menos.

    Hoy he visto a tu primo por Telefónica y hemos estado también comentando sobre tu viaje.

    Que te vaya muy bien y un fuerte abrazo/Alberto.

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  2. bueno, bueno, bueno... y todo llega!!Cuenta qué ves, si van saltando o surfeando o en cocodrilo!

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  3. Saludos Sito.Nos hemos reido lo nuestro Sonia y yo leyendo tu viaje.Estamos seguros ke te adaptaras muy bien alli,no te preocupes por el ingles ke pa eso esta el leguaje de los signos y como dices tu el ok.Por cierto ni el rey tiene tanta gente pendiente de el cuando se va de viaje.pero te lo mereces.Yo aun no te hecho de menos(sera pq llevas solo unos dias fuera) pero estoy seguro ke lo hare.bueno un abrazo y sigue escribiendo ke eres un genio con la narrativa.

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